Las vísceras se encargan de asegurar el correcto funcionamiento del cuerpo, de mantener el equilibrio interno. Ellas se encargan de seleccionar los nutrientes necesarios para las distintas partes del organismo, llevar estos nutrientes a todas partes del cuerpo, oxigenar la sangre y con ello todos los tejidos, eliminar los productos de desecho, etc.
En los órganos internos, como en el aparato locomotor, debe haber una correcta movilidad entre sus distintos componentes para que cada sistema funcione perfectamente. Así, cada víscera, que se encuentra dentro de su cavidad, debe poder moverse libremente con respecto a sus estructuras vecinas. Si esto no ocurre, se produce una disfunción visceral, que puede desencadenar en una verdadera enfermedad del órgano.
¿Qué cosas pueden provocar que un órgano pierda su movilidad? Muy diversas, que pasamos a enumerar:
- Intervenciones quirúrgicas: cualquier intervención torácica o abdominal genera una cicatriz, no solo cutánea, sino también profunda, que generará adherencias internas y modificará la movilidad de los órganos de la región, no solo el órgano implicado en la cirugía.
- Traumatismos: directos o indirectos.
- Infecciones: cuando un órgano enferma, después de curar el proceso infeccioso, puede quedar alguna disfunción de movilidad en el mismo, como adherencias, espasmos, etc.
- Malos hábitos: tabaco, alcohol, drogas, alimentación desequilibrada, contaminación, sedentarismo, etc.
- Problemas posturales: los cambios en las curvas normales de la columna vertebral modifican la acción de la gravedad sobre el resto del cuerpo, y las vísceras pueden “caer”, produciéndose una ptosis visceral.
- Disfunciones vertebrales, que repercuten sobre la inervación ortosimpática de las vísceras.
- Disfunciones craneales o pélvicas, que repercuten sobre la inervación parasimpática de las vísceras.
- Problemas psicológicos o emocionales: estrés, ansiedad, depresión, etc.
En las fases iniciales del problema, el órgano empezará a funcionar incorrectamente , produciendo problemas leves: acidez, en el caso del estómago; dificultad para inspirar profundo, si es el pulmón; palpitaciones, para el corazón; aumento del colesterol, o anemia ferropénica, si es el hígado. Sólo son algunos ejemplos. En este momento inicial, el órgano reflejará el problema al aparato locomotor, manifestándose con un “dolor referido”.
Conforme el proceso avanza, el problema se irá agravando, y el órgano ya puede enfermar, ahí ya el problema es más serio, y será necesaria la intervención del médico. Pero además, lo que al inicio era solo un dolor referido al aparato locomotor, se convierte en cambios estructurales, por tensiones fasciales, espasmos musculares (contracturas), retracciones capsulares, etc. Todo este reflejo de las vísceras sobre el aparato locomotor no se podrá resolver mientras persista el problema visceral. Así, si una persona recibe tratamiento en una contractura muscular, derivada del problema de un órgano, y no se trata este, jamás se solucionará la contractura.
¿Qué hace la Osteopatía ante esta situación? Lo primero para el osteópata es realizar un completo diagnóstico osteopático. Anamnesis, observación del paciente, búsqueda de las tensiones fasciales, palpación y movilización de los órganos, etc. son algunas de las maniobras que empleamos para esto. Un vez detectada cual es la víscera que está ocasionando el problema, se procede al tratamiento. Técnicas de stretching, movilización, inhibición de puntos gatillo, técnicas funcionales o fasciales, son algunas de las maniobras empleadas para solucionar el problema de movilidad de los órganos.
De esta manera conseguimos restaurar la movilidad perdida y devolver la correcta funcionalidad al órgano, y de manera secundaria eliminamos el reflejo que se había producido al aparato locomotor.
¿En qué problemas puede actuar la Osteopatía en las vísceras? Son muchas las situaciones sobre las que se puede actuar. Sólo habrá que tener en cuenta NO actuar en situaciones de enfermedad en fase aguda o inestable. Pero una vez superada esta fase aguda, se podrá intervenir por medio de la Osteopatía. Algunos ejemplos donde se puede actuar:
- Pulmón: secuelas de infecciones, de neumotórax, de intervenciones quirúrgicas; bronquitis, bronquiolitis, restricciones respiratorias, etc.
- Corazón: cualquier problema fuera de la fase aguda o inestable; hipertensión arterial (algunos casos), problemas circulatorios.
- Estómago e intestino: hernia de hiato, gastritis, secuela de úlcera, gases, estreñimiento, algunos problemas de absorción, colon irritable, hemorroides, etc.
- Hígado: secuela de infecciones, trastornos funcionales, hipertensión portal, problemas de vesícula biliar.
- Riñón: secuela de infecciones, ptosis del riñón, cálculos renales (algunos casos), problemas funcionales.
- Ginecología: amenorreas, dismenorreas, ovario poliquístico, malposición uterina, dolores coitales, incontinencia urinaria, algunos casos de infertilidad, etc.
En todo caso, si tiene usted alguna duda, consulte a su osteópata, él le aclarará sus dudas.
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