Andrew Taylor Still fue un médico
americano al que se considera el padre de la osteopatía.
Tras sus estudios y licenciatura en Missouri, pronto quedó decepcionado por la
concepción de la medicina tradicional, que se basaba casi exclusivamente en la
utilización de fármacos para la curación
de las enfermedades, remedios que, desde un principio, consideraba tóxicos y nocivos para el
organismo debido a sus efectos secundarios. En 1864, presencia sin poder hacer
nada la muerte de tres de sus hijos a causa de una epidemia de meningitis. Esto
supuso una terrible conmoción para él, por lo que decidió replantearse los
principios de la medicina para buscar un sistema alternativo de abordaje de
asistencia sanitaria. Fue aprendiendo técnicas manipulativas y convenciéndose
que éstas eran las más eficaces para tratar el cuerpo.
Posteriormente, fue
perfeccionando las técnicas de manipulación articular, sobre todo a nivel de la
columna, para el tratamiento de patologías de medicina interna, pues quería
ampliar su aplicación más allá del manejo de las patologías del aparato
locomotor. Después de algunos años más de estudio y práctica, en 1874 propuso
finalmente un nuevo planteamiento de concepción de la salud y la enfermedad; la
osteopatía. Las bases argumentales que proponía Still fueron muy cuestionadas
por la medicina ortodoxa tradicional ya que se mostraban contrarias a las bases
de ésta.
La osteopatía se define como un
acercamiento diagnóstico y terapéutico manual a las disfunciones de movilidad
articular y tisular en general, en lo que concierne a su participación en la
aparición de las enfermedades. La disfunción osteopática incluye un polo de
neuronas del sistema nerviosos que se encuentran en un estado de facilitación
permanente, de hiperexcitabilidad. Una disfunción somática vertebral se asocia
a un segmento medular hipersensible, de receptividad excesiva a los influjos
aferentes. Es un segmento medular hacia donde convergen las irritaciones: está
sometido a un bombardeo a partir de los otros segmentos medulares.
Los conceptos modernos de la
osteopatía son los siguientes:
“La estructura gobierna la
función” es el axioma básico y el más célebre de Still, viene a significar que
toda alteración funcional viene determinada por una alteración estructural. Actualmente,
se considera que el cuerpo es una unidad y existe reciprocidad entre ESTRUCTURA
y FUNCIÓN, es decir, que tanto una alteración estructural puede provocar una
funcional, como al revés.
La enfermedad es una REACCIÓN
TOTAL del organismo: una estructura o una función anormal de una parte del
cuerpo tendrá una influencia anormal sobre el cuerpo entero.
El organismo posee la CAPACIDAD
INHERENTE de DEFENDERSE y RESISTIR a los procesos que le desequilibran.
“La ley de la arteria”: todo
desarreglo orgánico y visceral proviene de una mala irrigación sanguínea. En
este sentido, proporcionar una buena nutrición al órgano o tejido es
fundamental para restaurar su función.
El sistema nervioso central juega
un papel organizador predominante en los procesos patológicos.
Cada enfermedad incluye un
elemento somático que es un factor etiológico importante.
Por culpa de nuestra adaptación
incompleta a la bipedestación, nuestro organismo está predispuesto a los
trastornos articulares y periarticulares, sobre todo a nivel del raquis y de la
pelvis.
La disfunción osteopática se puede definir
como una DISPARIDAD TRIDIMENSIONAL DE MOVILIDAD DE UN TEJIDO CONJUNTIVO unido a
los elementos periarticulares.Se asocia a:
Una sensibilidad de los tejidos
paravertebrales y de los tejidos subyacentes.
Una modificación muscular (umbral
reflejo bajo, espasmo, hiperactividad gamma).
Una perturbación del sistema
neuro-vegetativo responsable de:
Alteración de la función visceral.
Perturbación vaso-motriz (ley de la arteria de
STILL).
Dolores difusos, irradiados o referidos.
El tratamiento manual de la disfunción
osteopática (normalización de la función) interrumpe el arco reflejo patológico
y favorece así la curación total o parcial del proceso patológico.
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