domingo, 19 de enero de 2014

LA IMPORTANCIA DEL PIE




La osteopatía actúa sobre la causa de la enfermedad y no sólo sobre sus efectos. Trata al paciente en su totalidad mediante un razonamiento adaptado. La disfunción osteopática es reversible a través de una intervención terapéutica manual adaptada al paciente en concreto.

Son pocos los profesionales de la medicina que se paran a observar los pies de su paciente y a relacionarlos con patologías a distancia. En la profesión osteopática también  son muchos los terapeutas que no prestan atención suficiente al pie. ¿cómo se puede asegurar la estabilidad de un gran edificio si fallan los cimientos sobre los cúales se asienta? ¿cómo puede asegurarse el equilibrio y dinámica de un cuerpo humano si la base sobre la que reposa tienen algún tipo de problema? Nadie mira los pies de su paciente, a no ser que tenga algún dolor. Se infravalora la importancia del pie.

El esqueleto del pie está formado por 26 huesos que se encuentran unidos entre sí por numerosas articulaciones y ligamentos. En conjunto, es muy parecido al esqueleto de la mano, pero sus diferentes funciones de sustentación y dinamismo suponen diferencias en la construcción de su arquitectura con la formación de bóvedas plantares cóncavas en dirección del suelo.
El peso del cuerpo se transmite desde la pierna al pie a través del astrágalo que es un hueso corto situado por encima de la bóveda plantar y sólidamente enclavado entre tibia y peroné por arriba y el hueso calcáneo por debajo. Tiene forma de caracol, no presenta ninguna inserción muscular y es un hueso al que le llega la sangre justa para su nutrición (poco vascularizado).
A todos estos huesos, se les une un completo sistema muscular anterior, posterior y lateral, rodeado de una compleja red de aponeurosis y fascias superficiales que unen y, a la vez, separan en compartimentos a estos músculos. Mediante estas fascias discurre el sistema de nervios, arterias y venas que llegan hasta la última célula del pie a través de un complicado sistema de túneles, llamado canal tarsiano.




Las lesiones producidas por traumatismos sobre el pie y el tobillo deben ser conocidas por el osteópata para entender el mecanismo de lesión y las restricciones de movilidad que se pueden presentar en las diferentes articulaciones que conforman la zona. Muchas veces, se producen torceduras leves, que no llegan incluso al esguince, donde se pueden producir disfunciones osteopáticas asociadas, que si no se tratan, con el tiempo pueden alterar la estática, dinámica y fuerzas ascendentes que vienen desde el pie a la columna causando dolores a distancia de donde se produjo en principio el problema. Dolores que, si no se soluciona el problema del pie, serán recidivantes. Si estas disfunciones pueden producirse en traumatismos leves, cuando éste es mayor, evidentemente, también se producen. En estos casos, habrá que esperar a que los tejidos dañados cicatricen con la inmovilización (yeso, férula,…) para más tarde, eliminar las disfunciones. Es decir, para que “se cure” un esguince de cualquier grado y no deje secuelas que más tarde puedan influirnos en dolores lumbares o, incluso más altos (como dolores de cabeza, mareos, vértigos….), no es suficiente con inmovilizar el pie y esperar a que pase la inflamación y el dolor, sino que es imperativamente necesario revisar y tratar el pie después de la inmovilización.

Las lesiones de tobillo son muy comunes. La mayoría de esguinces se producen cuando el pie se gira bruscamente hacia dentro, produciéndose una distensión de los ligamentos externos. Aunque, no se debe ignorar los mecanismos raros, que pueden provocar esguinces de otros ligamentos.
Además de las lesiones traumáticas tan frecuentes en el pie y tobillo, existen otros trastornos también comunes e importantes. Son los trastornos estáticos del pie. Es importante conocer la patología congénita y del crecimiento del pie. La repercusión de estos trastornos podales es muy importante sobre la estática en general del cuerpo. Hablamos de los pies planos y cavos.

El pie plano corresponde al hundimiento del arco interno del pie en carga. Su frecuencia es menor de lo que se dice. Existen muchos falsos pies planos. La mayoría de niños nace con los pies planos. Si la deformación persiste después de los diez años, se considera una anomalía. En la mayoría de los casos, no requiere ningún tratamiento que modifique los zapatos u ortesis plantares adaptadas para desarrollar la bóveda plantar. Sin embargo, sí es preciso saber que niños necesitarán tratamiento antes de los diez años.
Si en el pie plano se considera una bóveda muscular y ligamentosa muy relajada, podríamos decir lo contrario del pie cavo: existe demasiado tono, el cúal no permite que el pie se pueda movilizar correctamente.

Existen diferentes grados, tanto de pie plano como de pie cavo; las posibilidades de tratamiento y corrección dependerán de la afectación del pie. Lo que sí está claro es que, estas anomalías van a producir una adaptación, primero de los miembros inferiores y luego de la columna en general, que van a condicionar la postura del paciente; un aumento o disminución en la curvas de la columna vertebral, que con el tiempo pueden condicionar problemas y dolores de espalda “invisibles” a las pruebas diagnósticas médicas como radiografías y resonancias magnéticas. Para solucionar este tipo de dolores tendremos que hacer un correcto diagnóstico de los problemas de pie y sus consecuencias ascendentes hacia la columna. 

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