Las articulaciones de la mandíbula, llamadas articulaciones temporomandibulares, forman parte de un sistema de estructuras junto con el cuello, lengua, dientes, cráneo y hombros, a través del cúal podemos masticar, tragar y hablar. El equilibrio de este sistema es imprescindible para realizar correctamente estas funciones. El conjunto está rodeado de muchos músculos que tienen que estar equilibrados y sanos. Si se produce algún espasmo o contractura de alguno de los músculos de este sistema, además de producirse dolor cervical, de cabeza o ambos, se pueden alterar las funciones anteriores.
El dolor de las articulaciones temporomandibulares se puede confundir con un dolor de oídos; si no hemos estado constipados, no hemos tenido infección en los oídos, no somos propensos a los tapones de cera o el médico ha descartado que tengamos un problema de oído, la causa puede ser un desequilibrio en la musculatura de la mandíbula o de cualquiera de las estructuras del sistema. A menudo, este dolor “de oído” espontáneo que se agudiza al palparnos la zona, se acompaña de dolor cervical, de un hombro, de dolor de cabeza, chasquido al abrir la boca en uno de los lados de la mandíbula (se oye un “clack”) y limitación en la abertura de la boca.
¿Cómo podemos saber si existe alguna alteración de las articulaciones temporomandibulares?
La abertura de la boca normal es de 4,5 a 5,5 cm. Podemos medir si nuestra abertura es normal muy fácilmente: doblamos los dedos índice, medio y anular de una de nuestras manos, abrimos la boca y, si la abertura es normal, debemos de poder introducirnos estos tres dedos verticalmente entre nuestros dientes. Si no, es muy posible que tengamos algún desequilibrio muscular. Puede que éste desequilibrio se esté reflejando a distancia con un dolor cervical o cefalea y no como un dolor en la mandíbula. Con lo cúal, si acudimos a un fisioterapeuta para ser tratados por nuestro dolor cervical, el tratamiento no será completo si no se trata la articulación temporomandibular y los músculos de la boca, y muy posiblemente, el dolor cervical no acabe de remitir totalmente.
Este desequilibrio también puede aparecer después de una larga sesión de tratamiento odontológico: extracción dental, limpieza de la boca, correcciones y ajustes en nuestra ortodoncia, etc. Aparece el dolor cervical, pero el odontólogo no lo relaciona con la postura anterior prolongada de la cabeza y de la tensión de los músculos que abren la boca durante la sesión.
Al quitarse una muela, incluidas las del juicio, o perder algún diente, los demás dientes se reubicarán en la boca, mediante un proceso largo y lento que puede durar meses para buscar el punto de cierre en el que vuelvan a encajar perfectamente para poder tragar, masticar y hablar correctamente. Este proceso se realiza en detrimento del equilibrio muscular, que puede producir espasmos musculares y dolor en cualquiera de las estructuras del sistema.
Estos desequilibrios pueden acabar produciendo también bruxismo, que es el hábito involuntario y no funcional de apretar los dientes, ya sea por la noche durmiendo o durante el día. El tratamiento médico para este problema consta de placas de descarga de silicona que se colocan entre los dientes por la noche para dormir y evitar así el roce y la erosión de éstos. Este tipo de tratamiento se queda corto si no realizamos además una relajación de la musculatura que está implicada en el problema y, incluso, algunas veces estas placas pueden hacer apretar todavía más la boca al paciente.
Si tienes alguno de estos síntomas, no dudes en ponerte en contacto con nosotros para realizarnos cualquier pregunta o duda que se te plantee.
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