lunes, 25 de febrero de 2013

CEFALÉAS: SÍNTOMA, NO ENFERMEDAD.

La cefalea se define como dolor de cabeza, por lo tanto es un síntoma, no una enfermedad. Es decir, es la consecuencia de diferentes enfermedades, y por lo tanto, para solucionarla, hay que tratar no sólo el síntoma dolor, sino sobre todo, la causa que la determina. La cefalea tensional, la cefalea cervical y la migraña son algunos de los dolores de cabeza más frecuentes en el adulto según la International Headache Society. 

Cuando se contractura la musculatura de la zona cervical se modifica la circulación sanguínea que entra y sale del cráneo, repercutiendo en las funciones cerebrales, y ocasionando casi siempre la mencionada cefalea. El tratamiento médico consiste en la ingesta de diferentes tipos de medicación y en distintas dosis según el dolor de cabeza. Los diferentes signos y síntomas (náuseas, vómitos, fotofobia, fonofobia, mareos...) que lo acompañan, la frecuencia e intensidad difieren según el tipo de cefalea que se presenta. La calidad de vida de los pacientes que sufren cefaleas se ve deteriorada; incluso, en algunas ocasiones, el dolor puede llegar a ser invalidante durante la crisis y no permite realizar ninguna actividad al paciente.

El origen de las cefaleas puede ser muy diverso: desequilibrios hormonales entre estrógenos y progesterona en la mujer, intolerancias digestivas a ciertos tipos de sustancias presentes en los alimentos, congestiones hepáticas y/o abdominopélvicas, posturales por una posición adelantada de la cabeza, mecánicas por disfunciones a nivel cervical y dorsal alto donde hay una disminución de la movilidad de la columna que implica tensiones y desequilibrios del sistema nervioso, causas genéticas, tensiones de la duramadre (capa meníngea que protege todo el sistema nervioso central) que aumentan la presión intracraneal desencadenando el dolor, hipertensión, sinusitis, etc. Existen una enorme cantidad de causas posibles, por eso es fundamental realizar un diagnostico diferencial correcto para localizar la zona responsable de los síntomas y poder realizar el tratamiento especifico.
Sea cual sea el origen, siempre hay asociada una importante alteración funcional de los vasos sanguíneos que llevan la sangre a la cabeza: durante el ataque de dolor se produce una dilatación de las arterias craneales.
El tratamiento multidisciplinar, médico y osteopático, es la elección adecuada para la mayoría de patologías funcionales, incluidas las cefaleas.

Desde la osteopatía podemos ayudar a que los pacientes mejoren su calidad de vida reduciendo en muchos casos la frecuencia e intensidad de la cefalea, incluso conseguir que desaparezca totalmente. El tratamiento consiste en dejar libre de restricciones toda la columna mediante las manipulaciones osteopáticas y trabajar los tejidos que son responsables de los dolores de cabeza mediante técnicas de tejidos blandos, viscerales y/o craneales. La articulación de la mandíbula requiere especial interés por su implicación en las cefaleas; rechinar o bruxar los dientes es habitual y una de sus causas es la excesiva tensión muscular de los músculos de la masticación que provoca la pérdida de la armonía de la columna vertebral, en especial a nivel de las vértebras del cuello.
De esta manera, se permite al cuerpo que pueda normalizarse, equilibrando el sistema nervioso vegetativo responsable del control motor del sistema arterial.
De manera preventiva, debemos intentar hacer ejercicio fisico suave regularmente, equilibrar nuestra dieta, dormir bien, habituarse a diario a estirar los músculos del cuerpo, cuello y espalda y aprender a adoptar posturas adecuadas en las actividades de la vida diaria (ergonomía).

lunes, 18 de febrero de 2013

¿ERES DEPORTISTA? ADAPTA TU ALIMENTACIÓN AL EJERCICIO


Puede que una buena nutrición no te haga ganar una carrera, pero una mala puede hacértela perder.
A continuación te proponemos algunos alimentos según el objetivo que te hayas propuesto:

Dosis extra de energía
Necesitaremos estar surtidos de vitaminas del grupo B, en especial de la B8 o biotina que, entre otras cosas, mantiene estables los niveles de azúcar en sangre; el hierro, por ser esencial para que la hemoglobina oxigene nuestra sangre y el magnesio, imprescindible para huesos y músculos, actúa como energizante y calmante de nuestro organismo.
Plato estrella: Filetes de hígado con guarnición de espinacas con piñones

Recupérate
Los mejores aliados para recuperarse son los aminoácidos ramificados (leucina, isoleucina y valina) , muy importantes en la síntesis proteica y recuperación muscular, así como el aminoácido glutamina que proporciona nitrógeno a la vez que depura el cuerpo del amoniaco y ácido láctico producido durante el deporte incluyendo al tejido cerebral. Los antioxidantes también juegan su papel combatiendo el estrés oxidativo, es decir, paliando la formación de radicales libres. Y, por último, los ácidos grasos esenciales para el organismo que contribuyen a una mejor salud cardiovascular entre otras muchas funciones.
Plato estrella: Ensalada templada de salmón con almendras y frutos rojos aliñada con aceite de oliva

¡Arriba la resistencia!
Nada mejor para aumentar la resistencia que los hidratos de carbono complejos y de bajo índice glucémico que nos proporcionarán energía de liberación lenta y constante. Por otra parte los alimentos ricos en l-carnitina ayudan a que los adipocitos liberen las grasas para transformarlas en energía y aquellos ricos en CLA (ácido linoleico conjugado) que ayudan a reducir nuestra materia grasa. El potasio ayudará al funcionamiento muscular y a un correcto aporte de energía.
Plato estrella: Risotto de arroz salvaje con dátiles y daditos de ternera

Potencia y velocidad
En primer lugar debemos de tener una comida con las proteínas suficientes para poder construir y reparar el tejido muscular. La creatina, es nuestra energía inmediata para regenerar ATP y aumentar el volumen muscular. La arginina es importante para muchas funciones como la circulatoria o la inmunológica y, a su vez, también ayuda a la recuperación muscular eliminando el amoniaco.
La coenzima Q10 interviene en la respiración celular y actúa como antioxidante.
Plato estrella: Atún con revuelto de espárragos verdes

lunes, 11 de febrero de 2013

¿QUÉ ES EL BIOFEEDBACK?


Por Biofeedback se entiende el conjunto de técnicas que proporcionan al paciente datos objetivos acerca de los procesos fisiológicos que tienen lugar en su organismo, con la intención de enseñarle a ser consciente de los mismos y llegar a alcanzar un grado de control suficiente sobre sus respuestas biológicas.
Se trata de un procedimiento terapéutico que suele utilizar equipos electrónicos para medir con exactitud procesos fisiológicos y que devuelven a la persona información correctora de su actividad neuronal, glandular y/o muscular.
Con el Biofeedback, el paciente aprende a modificar sus estados biológicos con el fin de mejorar su salud o rendimiento en diversos ámbitos (deportivo, académico, rehabilitación, etc...). Para ello, empleamos instrumentos precisos que miden y registran diferentes magnitudes fisiológicas, como son las ondas cerebrales, la función cardíaca, la respiración, la actividad muscular, la temperatura de la piel o la conductancia eléctrica de la piel. Estos instrumentos re-alimentan al individuo con la información obtenida bajo la forma de señales visuales o auditivas. La presentación de esta información contribuye decisivamente a producir los cambios fisiológicos deseados a través de un proceso de aprendizaje. Con el tiempo, estos cambios se sostienen y permanecen en el tiempo sin el uso del instrumento. Se convierten en hábitos que han reforzado y ampliado la capacidad de auto-control de la persona.
En la consulta, el Biofeedback se utiliza siempre en combinación con otras técnicas psicoterapéuticas:
  • La atención plena.
  • La respiración relajante.
  • La visualización.
  • La detención del pensamiento.
  • La interpretación y clarificación.
  • La re-estructuración cognitiva.
  • Etc…
El Biofeedback se emplea en todas las fases de la intervención psicológica:
  • Diagnóstico.
  • Tratamiento.
  • Seguimiento.

lunes, 4 de febrero de 2013

¿CÓMO SE FORMA UN OSTEÓPATA EN ESPAÑA?



Al no estar todavía regulada la profesión en España, hay muy diversas formas de acceder a la Osteopatía, pero no todas ellas tienen la misma calidad.


       Existen muchas academias que ofrecen una formación en Osteopatía muy limitada en horas, a personas sin una titulación previa. Estas formaciones, en general de muy baja calidad, forman Osteópatas con un nivel académico muy bajo, con el riesgo que ello conlleva en la posterior aplicación de esta terapia por parte de la persona que se forma en estos centros.

        Algunas Universidades están impartiendo formaciones  en  “Osteopatía estructural”, llamándolos                  Master en Osteopatía, con una formación algo limitada en horas y en contenido, normalmente                       circunscribiendo el temario al aparato locomotor.

      Hay aotras escuelas que ofrecen una formación de más calidad, dentro de los estándares europeos; se trata de una formación postgrado para, principalmente fisioterapeutas, aunque algunas escuelas admiten otros profesionales de la salud. Son formaciones mucho más largas, normalmente 4 ó 5 años a tiempo parcial, con del orden de 4500 horas lectivas (según el plan Bolonia). En ellas el objetivo es realizar una formación completa en Osteopatía, en línea con los países donde  es una profesión reconocida.
Dentro de estas escuelas se encuentra la EOM (Escuela de Osteopatía de Madrid), la escuela con una mayor implantación, no sólo en España, sino a nivel internacional, con presencia en América (  Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Costa Rica, etc.), Europa (Francia, Italia, Portugal, Alemania). En España, cuenta con sedes repartidas por toda la geografía, ofreciendo en cada una de sus sedes la misma formación de altísima calidad. Ello se refleja en el elevado número de Osteópatas que culminan cada año su formación en esta escuela, con un gran reconocimiento profesional. Y todo ello culminado con la realización de un trabajo de investigación final, para la obtención del DO (diploma en Osteopatía), defendido ante un tribunal internacional.

Con esto podemos concluir:
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       Para futuros estudiantes de Osteopatía: se debe seleccionar correctamente el centro donde estudiar, mirando detenidamente el temario, profesorado, etc. Y al final elegir la opción de mayor calidad posible, huyendo de la más “sencilla” y corta.
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              Para posibles pacientes: informarse bien de la formación recibida por el profesional al que se va a acudir. Esto, aunque no nos asegura un resultado excelente de antemano, sí al menos nos dará tranquilidad porque nos asegura los conocimientos adecuados del profesional.