La cefalea se define como dolor de cabeza, por lo tanto es un síntoma, no una enfermedad. Es decir, es la consecuencia de diferentes enfermedades, y por lo tanto, para solucionarla, hay que tratar no sólo el síntoma dolor, sino sobre todo, la causa que la determina. La cefalea tensional, la cefalea cervical y la migraña son algunos de los dolores de cabeza más frecuentes en el adulto según la International Headache Society.
Cuando se contractura la musculatura de la zona cervical se modifica la circulación sanguínea que entra y sale del cráneo, repercutiendo en las funciones cerebrales, y ocasionando casi siempre la mencionada cefalea. El tratamiento médico consiste en la ingesta de diferentes tipos de medicación y en distintas dosis según el dolor de cabeza. Los diferentes signos y síntomas (náuseas, vómitos, fotofobia, fonofobia, mareos...) que lo acompañan, la frecuencia e intensidad difieren según el tipo de cefalea que se presenta. La calidad de vida de los pacientes que sufren cefaleas se ve deteriorada; incluso, en algunas ocasiones, el dolor puede llegar a ser invalidante durante la crisis y no permite realizar ninguna actividad al paciente.
El origen de las cefaleas puede ser muy diverso: desequilibrios hormonales entre estrógenos y progesterona en la mujer, intolerancias digestivas a ciertos tipos de sustancias presentes en los alimentos, congestiones hepáticas y/o abdominopélvicas, posturales por una posición adelantada de la cabeza, mecánicas por disfunciones a nivel cervical y dorsal alto donde hay una disminución de la movilidad de la columna que implica tensiones y desequilibrios del sistema nervioso, causas genéticas, tensiones de la duramadre (capa meníngea que protege todo el sistema nervioso central) que aumentan la presión intracraneal desencadenando el dolor, hipertensión, sinusitis, etc. Existen una enorme cantidad de causas posibles, por eso es fundamental realizar un diagnostico diferencial correcto para localizar la zona responsable de los síntomas y poder realizar el tratamiento especifico.
Sea cual sea el origen, siempre hay asociada una importante alteración funcional de los vasos sanguíneos que llevan la sangre a la cabeza: durante el ataque de dolor se produce una dilatación de las arterias craneales.
El tratamiento multidisciplinar, médico y osteopático, es la elección adecuada para la mayoría de patologías funcionales, incluidas las cefaleas.
Desde la osteopatía podemos ayudar a que los pacientes mejoren su calidad de vida reduciendo en muchos casos la frecuencia e intensidad de la cefalea, incluso conseguir que desaparezca totalmente. El tratamiento consiste en dejar libre de restricciones toda la columna mediante las manipulaciones osteopáticas y trabajar los tejidos que son responsables de los dolores de cabeza mediante técnicas de tejidos blandos, viscerales y/o craneales. La articulación de la mandíbula requiere especial interés por su implicación en las cefaleas; rechinar o bruxar los dientes es habitual y una de sus causas es la excesiva tensión muscular de los músculos de la masticación que provoca la pérdida de la armonía de la columna vertebral, en especial a nivel de las vértebras del cuello.
De esta manera, se permite al cuerpo que pueda normalizarse, equilibrando el sistema nervioso vegetativo responsable del control motor del sistema arterial.
De manera preventiva, debemos intentar hacer ejercicio fisico suave regularmente, equilibrar nuestra dieta, dormir bien, habituarse a diario a estirar los músculos del cuerpo, cuello y espalda y aprender a adoptar posturas adecuadas en las actividades de la vida diaria (ergonomía).
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