lunes, 23 de septiembre de 2013

CONTRACTURAS MUSCULARES


Una contractura supone un aumento del tono de un músculo. Éste se encuentra en un estado de contracción mantenido en el tiempo, cuando su situación normal debería ser el reposo, o tono de base. El músculo se encuentra en una situación de espasmo.
¿A qué se debe la aparición de la contractura?

Ésta se puede deber:
  • A un golpe o traumatismo, incluso aunque no sea en el mismo sitio donde se manifiesta la contractura.
  • Posturas incorrectas.
  • Esfuerzos incontrolados o mal realizados.
  • Golpes de frío.
  • Desequilibrios nutricionales.
El aumento del tono del músculo que se contractura estará siempre asociado a un nivel metamérico alterado, hiperactivo. Su centro de control medular tiene participación en el problema; de ahí que suele ir relacionada con una disfunción vertebral.
La contractura muscular produce dolor local en el músculo, aunque también puede provocar dolor referido hacia otras zonas, habitualmente próximas a él, aunque en algunas ocasiones algo alejadas. Por ejemplo, una contractura, o espasmo, del músculo piramidal (en la zona de la nalga) puede reflejar el dolor a la cara posterior de la rodilla. Además, al presionar sobre el músculo, aumenta la molestia.
Si la situación de contractura se mantiene en el tiempo, el músculo se puede ir fibrosando, es decir, las fibras musculares pierden su capacidad de contracción y de elongación normal, debido a un deficiente aporte sanguíneo, lo cual va a producir una sensación de tensión permanente en la zona.
Una cosa importante a tener en cuenta es que las contracturas musculares NO se observan en las radiografías. El diagnóstico es puramente clínico, por medio de la palpación del músculo, o la puesta en evidencia por medio de la contracción o el estiramiento del mismo.
Un músculo contracturado siempre va a ser un músculo débil. Por eso no resiste en una contracción mantenida, y se fatiga con facilidad.
¿Cómo se enfoca el tratamiento de un músculo contracturado, o en espasmo, desde la Osteopatía?
Este se basa principalmente en 3 puntos: origen e inserción del músculo, y su inervación.
De esta manera, prestaremos atención a los lugares donde el músculo se inserta, y al nivel medular de donde procede su nervio motor, con su vértebra correspondiente.
De igual manera, puede ser importante que prestemos atención a:
  • La vascularización del músculo: tanto al trayecto de la arteria que le da el aporte, como al centro ortosimpático que lo controla.
  • A la fascia, o la cadena fascial, que esté relacionada con dicho músculo.
  • A la postura general del individuo, porque es posible que debamos corregirla si ésta está descompensada.
Es decir, siendo fiel a la filosofía de la Osteopatía, el tratamiento nunca se hará de manera local, sino que incluye la observación, y el correspondiente tratamiento de todas las estructuras relacionadas con la zona, en este caso el músculo, que está manifestando el síntoma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario