¿Podremos algún día alcanzar la verdadera compresión de las bases biológicas de los procesos mentales superiores?
Muchas personas piensan que la psicología y la psiquiatría son ‘pseudo-ciencias’; y que los profesionales que trabajamos en salud mental no podemos fundamentar nuestros tratamientos con la misma evidencia empírica en que se basan los médicos para tratar el cuerpo. El problema parece residir en que los psicólogos y psiquiatras no podemos señalar con absoluta precisión las bases biológicas de muchos trastornos mentales. Es verdad. Estamos aún lejos de un entendimiento cabal de los desórdenes mentales, como ya lo podemos tener de las enfermedades del hígado o del corazón.
Pero esto está empezando a cambiar. Los últimos avances en investigación de la biología de los desórdenes mentales y en neurociencias, nos muestran conclusiones de gran trascendencia clínica:
- Los circuitos neuronales desordenados que subyacen a los trastornos mentales tienden a ser muy complejos.
- Existen ‘biomarcadores’ específicos y mensurables de los trastornos mentales, que nos indican el mejor tratamiento a seguir. Con el Biofeedback medimos estos marcadores y diseñamos intervenciones personalizadas.
- Toda psicoterapia es, en última instancia, un tratamiento biológico, una terapia del cerebro. De hecho, con el Biofeedback producimos cambios físicos duraderos y beneficiosos, detectables en nuestro cerebro,
- Los trastornos mentales son de naturaleza biológica. Las personas no son responsables de sufrir ansiedad o depresión. La biología y la genética propias de cada individuo contribuyen significativamente a su causalidad.
- La mente y el cerebro son una misma cosa; son entidades inseparables. El cerebro es un órgano biológico extremadamente complejo que posee una inmensa capacidad de procesamiento de información: construye nuestra experiencia sensorial, regula nuestros pensamientos y emociones, y controla nuestras acciones. Es responsable, no sólo de conductas motoras relativamente simples como correr y comer, sino también de los comportamientos más complejos y consideramos genuinamente humanos, como son pensar, hablar, crear, amar.
Defendemos el principio de que la mente no es otra cosa que el conjunto de operaciones llevadas a cabo por nuestro cerebro. Esto mismo debe aplicarse a los trastornos mentales: un cerebro disfuncional es su mejor explicación. En consecuencia, actuamos sobre él para recuperar su plena funcionalidad y restablecer así la salud de nuestros pacientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario