Los nutrientes son
productos químicos (elementos o compuestos) procedentes del exterior
de la célula y que ésta precisa para llevar a cabo sus funciones
vitales. Son sustancias necesarias para que el metabolismo de un ser
vivo se realice. Los nutrientes forman parte de los alimentos, y
participan activamente en las reacciones metabólicas que garantizan
la funcionalidad y vitalidad del organismo.
Por su parte, para
entender el correcto funcionamiento de los circuitos neuronales
implicados en los problemas de salud mental más frecuentes (estrés,
ansiedad, depresión, trastornos psicosomáticos, déficits de
atención, etc...), debemos tener en cuenta una doble perspectiva:
- La perspectiva estructural, centrada en el volumen existente de neuronas e interconexiones entre las mismas que suman los componentes (núcleos y nervios) del circuito neural dentro de una arquitectura fisiológica consistente y bien integrada; lo que otorga al circuito una determinada capacidad potencial de procesamiento de información.
- La dimensión dinámica o cinética, que viene dada por la cantidad y calidad de las señales electroquímicas que entran en el circuito, se transmiten dentro y salen del mismo; lo que proporciona al circuito una determinada capacidad efectiva de procesamiento de información.
Cuando un circuito neural
no procesa la información como debe, ya sea por un problema de
integridad estructural y/o por un problema neurocinético, se
producen los síntomas psicopatológicos. Para que la información
entre en el circuito, sea procesada y se elabore el output adecuado,
depende en gran parte de la presencia en el organismo de una serie de
sustancias químicas en sus cantidades justas. Algunas de dichas
sustancias tienen una importancia capital pues son las encargadas de
trasladar la información a través de las cadenas de neuronas (los
neurotransmisores) o a través de la corriente sanguínea (las
hormonas).
Las hormonas y los
neurotransmisores ocasionan cambios metabólicos en la membrana
celular de las neuronas y en el espacios sinápticos que hay entre
ellas, generándose los impulsos nerviosos responsables de la
conducta. No debemos olvidar que un déficit (o un exceso) en algunas
de sustancias provoca un metabolismo impropio que afecta
negativamente a la neurocinética del sistema nervioso.
Las hormonas y los
neurotransmisores se fabrican en el propio organismo. Pero también
pueden incorporarse al mismo a través de la ingesta de alimentos o
complementos alimenticios ricos en neuronutrientes, es decir,
de sustancias químicas que favorezcan un correcto metabolismo, intra
e interneuronal.
En una serie de
artículos, iremos relatando cuáles son los principales
neuronutrientes y sus efectos beneficiosos sobre la salud. Empezamos
con la melatonina.
La melatonina.
La melatonina es una
hormona sintetizada principalmente en la glándula pineal a partir
del neurotransmisor serotonina. Interviene en una gran variedad de
procesos fisiológicos.
El papel esencial de la
melatonina en el cuerpo es regular los ciclos día-noche o
vigilia-sueño. La oscuridad hace que se produzca más melatonina, lo
que le da la señal al cuerpo para que se prepare para dormir,
incrementándose las sensaciones de somnoliencia. La luz disminuye la
producción de melatonina lo que le da la señal al cuerpo para que
se prepare para estar despierto.
Uno de los síntomas más
discapacitantes de la ansiedad o de la depresión es la pérdida de
la capacidad para tener un sueño reparador, que se manifiesta bajo
la forma de:
- Insomnio.
- Despertares prematuros.
- Cansancio y fatiga al despertarse.
Domir bien constituye una
condición sine qua non para solucionar muchos problemas
psicopatológicos comunes. La melatonina resulta muy eficaz para
recuperar, en muy poco tiempo, la conciliación del sueño o el sueño
profundo.
Los alimentos poseedores
de precursores de la melatonina son la avena, las cerezas, el maíz,
el vino tinto, los tomates, la patatas, las nueces y el arroz.
También se comercializan
suplementos alimenticios basados en melatonina en herboristerías,
establecimientos dietéticos y farmacias. No requieren receta y son
un sustitutivo natural de los tranquilizantes y los hipnóticos.
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